Traducido por José F. Ramírez
- ¡Te echo una carrera!
- ¡Sigue! Continúa sin mí…
- ¡Sigue! Continúa sin mí…
No tendréis que preocuparos por no tener movimiento demasiado en Belarús. Al menos cuando estéis viajando a pie. Esto se debe a la enorme cantidad de escaleras que necesitáis subir cada 50 metros. Las escaleras te encontrarán estés donde estés - en los cruces subterráneos, a la entrada del metro, en los muchos edificios que por alguna razón no tienen ningún ascensor y, por supuesto, los edificios donde el ascensor parece haberse estropeado una vez más.
En ocasiones, al salir del metro, acabamos en el lado equivocado de la calle, para darnos cuenta de que tenemos que sumergirnos otra vez en el laberinto de escaleras para llegar al lado correcto. ¡Un montón de concentración y de vueltas! Y cuando estás a ello, puede que tengáis que ayudar a una anciana que también sube las escaleras (¡exactamente igual que vosotros!) cargada de bolsas. Un poco de levantamiento de pesos para mejorar tu corazón.
Las escaleras en los bloques de apartamentos son algo que (con mucha suerte) no tendréis que experimentar. Sin embargo, si vivís en un piso por un tiempo más largo, hay muchas probabilidades de que encontréis el ascensor en estado defectuoso cada cierto tiempo. Lo que significa que subiréis y bajaréis por la escaleras todo el tiempo y dar gracias de que solamente vivís en la quinta planta (para aquellos que vivan en la sexta planta en adelante, recibid con los abrazos abiertos el mantra “Esto es Belarús, cariño”). Una de las ventajas de las escaleras bielorrusas si las comparamos con, por ejemplo, las holandesas, es que la cuenta comienza desde la primera planta, mientras que en Holanda la primera planta está en la planta baja. Para un holandés siempre habrá una planta menos que subir en las escaleras de Belarús, lo que supone un gran alivio en esos momentos a los que te enfrentas a las escaleras.
Y si tenéis un poco más de suerte - podríais quedaros encerrados en un ascensor, y si tenéis muchísima suerte, podríais quedaros con cuatro de vuestros vecinos, sus perros y sus bolsas de basura. Sí, a mí me pasó una vez, y fue una experiencia muy divertida. Es la oportunidad perfecta para conocerlos mejor, respirando sobre sus caras y restregando vuestros hombros sobre ellos. También llegáis a conocer su sentido del humor y empezar a planear juntos un plan de escape. Después de cuarenta minutos encerrados, comenzamos a estar muy agradecidos por el olor de su bolsa de basura, a la vez que asumimos que podría salvarnos de morir de hambre.
Cuatro consejos para sobrevivir cuando estéis encerrados en un ascensor:
En ocasiones, al salir del metro, acabamos en el lado equivocado de la calle, para darnos cuenta de que tenemos que sumergirnos otra vez en el laberinto de escaleras para llegar al lado correcto. ¡Un montón de concentración y de vueltas! Y cuando estás a ello, puede que tengáis que ayudar a una anciana que también sube las escaleras (¡exactamente igual que vosotros!) cargada de bolsas. Un poco de levantamiento de pesos para mejorar tu corazón.
Las escaleras en los bloques de apartamentos son algo que (con mucha suerte) no tendréis que experimentar. Sin embargo, si vivís en un piso por un tiempo más largo, hay muchas probabilidades de que encontréis el ascensor en estado defectuoso cada cierto tiempo. Lo que significa que subiréis y bajaréis por la escaleras todo el tiempo y dar gracias de que solamente vivís en la quinta planta (para aquellos que vivan en la sexta planta en adelante, recibid con los abrazos abiertos el mantra “Esto es Belarús, cariño”). Una de las ventajas de las escaleras bielorrusas si las comparamos con, por ejemplo, las holandesas, es que la cuenta comienza desde la primera planta, mientras que en Holanda la primera planta está en la planta baja. Para un holandés siempre habrá una planta menos que subir en las escaleras de Belarús, lo que supone un gran alivio en esos momentos a los que te enfrentas a las escaleras.
Y si tenéis un poco más de suerte - podríais quedaros encerrados en un ascensor, y si tenéis muchísima suerte, podríais quedaros con cuatro de vuestros vecinos, sus perros y sus bolsas de basura. Sí, a mí me pasó una vez, y fue una experiencia muy divertida. Es la oportunidad perfecta para conocerlos mejor, respirando sobre sus caras y restregando vuestros hombros sobre ellos. También llegáis a conocer su sentido del humor y empezar a planear juntos un plan de escape. Después de cuarenta minutos encerrados, comenzamos a estar muy agradecidos por el olor de su bolsa de basura, a la vez que asumimos que podría salvarnos de morir de hambre.
Cuatro consejos para sobrevivir cuando estéis encerrados en un ascensor:
- Presionad el botón de alarma o cualquier cosa que te recuerde a una alarma.
- Decidle a la mujer al otro lado del ascensor que estáis atrapados: "¡Ya zostryal!"
- No entréis en pánico, enviará a un tipo que os rescate. Puede tardar de 20 a 50 minutos.
- ¡Tened paciencia y esperad! Preparad vuestros smartphone o tablet: seguramente podáis aprovechar para trabajar un poco mientras estáis atrapados