Traducido por José F. Ramírez
- “¡Ayuda! ¡La multitud me arrastra hacia fuera!
- ¡Esto es Belarús, cariño!”
- ¡Esto es Belarús, cariño!”
Cada país tiene sus propios hábitos y reglas para usar el transporte público, y Belarús no es una excepción. Preparaos para el transporte público bielorruso. Se trata de toda una aventura y es, sin duda, primordial para conocer el país mucho mejor. Muchas cosas pueden sorprender a un extranjero; como la pequeña ficha roja que hay que comprar para tomar el metro en Minsk. De hecho, esa ficha es un excelente souvenir de Belarús: es único, desprende historia con su desgastado aspecto y, probablemente, puedas usarlo como dinero para juegos de mesa (o como recambio para la moneda del carrito del supermercado). También el alfabeto cirílico usado en el transporte público puede ser un fastidio para la mayoría de extranjeros. Y tampoco hay que olvidar la multitud durante las horas punta que pueden hacerte sentir insignificante y preguntarte qué técnicas podríais usar para entrar o salir: ¿empujar, gritar, llorar o simplemente preguntar?
Para ayudaris a empezar, os dejamos seis pasos a seguir para cuando uséis el transporte público por primera vez en Belarús.
1. Buscad ayuda de los lugareños
¡Tener un amigo o compañero de trabajo bielorruso para mostraros los alrededores podría salvaros la vida! Sed amable con ellos, ya que serán vuestros guías a través del laberinto cirílico.
2. Dejad salir antes de entrar
Cuando llegue el transporte, debéis esperar pacientemente a que todo el mundo salga, sólo entonces podréis entrar. ¡Cortesía minskeña!
3. Mano dura
Si alguien os aparta ‘educadamente’ del camino sin disculparse, no os ofendáis, solo intentan ser educados sin molestaros con su voz. Pensad rápido durante las horas puntas o seréis arrastrados fuera del vagón. También es normal ser apretado sin contemplación hacia el otro lado del vagón y así hacer más espacio a las personas que están intentando entrar. Simplemente dejaos llevar por la multitud. Decir “¡no tengo espacio para moverme!” no osfuncionará como excusa.
El rostro del transporte:
Muchos extranjeros parecen darse cuenta de lo antipáticos que parecen todos los pasajeros del metro. Es el rostro de los bielorrusos en el transporte. De hecho, es relajado e indiferente, pero no antipático. Ha sido diseñado para crear la sensación de mayor espacio personal ya que no hay de eso durante las horas punta. En sus rostros debéis leer “podría estar aquí apretado fuertemente ¡pero en realidad hay un reino entero alrededor mía y yo soy su rey!” Practicadlo en el espejo de casa.
4 . Las terminales
Observad la multitud entrando en el autobús en las terminales o en la primera parada de la ruta. Si la ruta es particularmente larga y transitada, la gente entrará como una estampida para coger un asiento, algunas veces incluso olvidan dejar salir a otros pasajeros. La misma persona que acababa de arrollaros por encima, después de asegurarse un asiento para su trasero, podría pediros que validaséis su tarjeta, ya que está sentada y vosotros, casualmente, estáis de pie junto al validador.
5. ¡Dejad vuestro sitio!
Ofreced vuestro asiento a los ancianos, a las embarazadas y a la gente con niños pequeños (esto es, por cierto, una de las cosas que los anuncios suelen repetir). Si no, el autobús o el metro entero os mirará como si fueséis criminales. Incluso hay quien ofrece sitios a mujeres jóvenes en el transporte público, aunque es opcional, pues se trata de un gesto caballeroso. Levantarse y ofrecer un asiento a un anciano, al contrario, es un deber. En muchos países occidentales, esta buena educación está desapareciendo poco a poco, porque, por un lado, los jóvenes son cada vez menos sociales y, por otro, las personas mayores se ofenden cada vez más con este gesto de amabilidad, probablemente se sienten más jóvenes de lo que parecen.
6. ¡Surfead!
Cuando cojáis el metro por primera vez, aseguraos de encontrar sitio o una barra a la que agarrarse, si no os caeréis. Con el tiempo aprenderéis a mantener el equilibrio y “surfear” como hacen los minskeños.
El metro es particularmente toda una atracción. Es super rápido, limpio y sorprendente. Algunos datos históricos: durante la Unión Soviética había una ley no escrita que permitía construir líneas de metro únicamente a ciudades con más de un millón de habitantes. La ciudad de Minsk hizo todo lo que pudo para atraer a gente de los pueblos y crear condiciones favorables para su reubicación. Finalmente, el minskeño un millón nació en 1972. Las ocho primeras estaciones de metro se terminaron en 1984.
Las diferentes estaciones con su propio estilo no pasan desarpercibidas. Cada estación es diseñada y decorada de acuerdo a un tema específico: Lenin, la Revolución del proletariado, deportes, etc. Estaciones más modernas obsequian una fantástica experiencia (poniendo un poquito de vuestra imaginación): la estación de Piatrouschyna os hace sentir bajo un cielo lleno de estrellas en una noche de verano, mientras la estación de Mikhalova parece un atardecer de invierno y la de Hrushauka puede recordar a una soleada mañana de agosto.
Una advertencia: no os aventuréis a entrar en el metro si usáis silla de ruedas o lleváis un carrito de bebé. Incluso si llegáis a entrar en la estación de Uruchie, será un viaje muy corto ya que no encontraréis ascensores o rampas que os permitan salir.
¿Tenéis alguna experiencia extraña, interesante o molona que contar sobre el transporte público en Belarús? ¡Compartidla con nosotras!
Para ayudaris a empezar, os dejamos seis pasos a seguir para cuando uséis el transporte público por primera vez en Belarús.
1. Buscad ayuda de los lugareños
¡Tener un amigo o compañero de trabajo bielorruso para mostraros los alrededores podría salvaros la vida! Sed amable con ellos, ya que serán vuestros guías a través del laberinto cirílico.
2. Dejad salir antes de entrar
Cuando llegue el transporte, debéis esperar pacientemente a que todo el mundo salga, sólo entonces podréis entrar. ¡Cortesía minskeña!
3. Mano dura
Si alguien os aparta ‘educadamente’ del camino sin disculparse, no os ofendáis, solo intentan ser educados sin molestaros con su voz. Pensad rápido durante las horas puntas o seréis arrastrados fuera del vagón. También es normal ser apretado sin contemplación hacia el otro lado del vagón y así hacer más espacio a las personas que están intentando entrar. Simplemente dejaos llevar por la multitud. Decir “¡no tengo espacio para moverme!” no osfuncionará como excusa.
El rostro del transporte:
Muchos extranjeros parecen darse cuenta de lo antipáticos que parecen todos los pasajeros del metro. Es el rostro de los bielorrusos en el transporte. De hecho, es relajado e indiferente, pero no antipático. Ha sido diseñado para crear la sensación de mayor espacio personal ya que no hay de eso durante las horas punta. En sus rostros debéis leer “podría estar aquí apretado fuertemente ¡pero en realidad hay un reino entero alrededor mía y yo soy su rey!” Practicadlo en el espejo de casa.
4 . Las terminales
Observad la multitud entrando en el autobús en las terminales o en la primera parada de la ruta. Si la ruta es particularmente larga y transitada, la gente entrará como una estampida para coger un asiento, algunas veces incluso olvidan dejar salir a otros pasajeros. La misma persona que acababa de arrollaros por encima, después de asegurarse un asiento para su trasero, podría pediros que validaséis su tarjeta, ya que está sentada y vosotros, casualmente, estáis de pie junto al validador.
5. ¡Dejad vuestro sitio!
Ofreced vuestro asiento a los ancianos, a las embarazadas y a la gente con niños pequeños (esto es, por cierto, una de las cosas que los anuncios suelen repetir). Si no, el autobús o el metro entero os mirará como si fueséis criminales. Incluso hay quien ofrece sitios a mujeres jóvenes en el transporte público, aunque es opcional, pues se trata de un gesto caballeroso. Levantarse y ofrecer un asiento a un anciano, al contrario, es un deber. En muchos países occidentales, esta buena educación está desapareciendo poco a poco, porque, por un lado, los jóvenes son cada vez menos sociales y, por otro, las personas mayores se ofenden cada vez más con este gesto de amabilidad, probablemente se sienten más jóvenes de lo que parecen.
6. ¡Surfead!
Cuando cojáis el metro por primera vez, aseguraos de encontrar sitio o una barra a la que agarrarse, si no os caeréis. Con el tiempo aprenderéis a mantener el equilibrio y “surfear” como hacen los minskeños.
El metro es particularmente toda una atracción. Es super rápido, limpio y sorprendente. Algunos datos históricos: durante la Unión Soviética había una ley no escrita que permitía construir líneas de metro únicamente a ciudades con más de un millón de habitantes. La ciudad de Minsk hizo todo lo que pudo para atraer a gente de los pueblos y crear condiciones favorables para su reubicación. Finalmente, el minskeño un millón nació en 1972. Las ocho primeras estaciones de metro se terminaron en 1984.
Las diferentes estaciones con su propio estilo no pasan desarpercibidas. Cada estación es diseñada y decorada de acuerdo a un tema específico: Lenin, la Revolución del proletariado, deportes, etc. Estaciones más modernas obsequian una fantástica experiencia (poniendo un poquito de vuestra imaginación): la estación de Piatrouschyna os hace sentir bajo un cielo lleno de estrellas en una noche de verano, mientras la estación de Mikhalova parece un atardecer de invierno y la de Hrushauka puede recordar a una soleada mañana de agosto.
Una advertencia: no os aventuréis a entrar en el metro si usáis silla de ruedas o lleváis un carrito de bebé. Incluso si llegáis a entrar en la estación de Uruchie, será un viaje muy corto ya que no encontraréis ascensores o rampas que os permitan salir.
¿Tenéis alguna experiencia extraña, interesante o molona que contar sobre el transporte público en Belarús? ¡Compartidla con nosotras!